El pasado 10 de febrero se realizó un acto organizado por las JERC de Sant Feliu de Llobregat en el que se trataba el tema del feminismo dentro de la religión. El acto se celebró esa misma tarde en el Casal del Joves y yo personalmente decidí asistir ya que había sido invitado. Una sala repleta de militantes y simpatizantes de ERC en municipios como Sant Feliu o Barcelona. Al final de la sala había un proyector, una pantalla y una pequeña bandera roja con las siglas “JERC”, bajo la cual se situaban dos chicas. Una de ellas, Silvia, era activista feminista y cristiana, la otra, Fátima, era musulmana y feminista.
Comenzó exponiendo Silvia, hablando de la Teología feminista. Esta chica se definió como cristiana pero no católica, y criticaba las enormes contradicciones presentes en la Biblia y el trato que ésta da a la mujer. Gran fan de María Magdalena, la lleva tatuada en su brazo derecho y critica a la sociedad por su ignorancia hacia esta imagen.
Después de arrancar varias carcajadas y aplausos, fue el turno de Fátima. Con su velo rosa cubriendo su cabello, se dispuso a hablar de feminismo islámico. Criticó las dos formas que, según ella, existen como concepción del islam; la visión conservadora y machista del islam llevada a cabo en muchos países árabes y la visión occidental e islamófoba que se basa en los Derechos Humanos y la protección de la mujer para crear un odio hacia los musulmanes. Después de afirmar repetidamente que Occidente no entiende lo que sucede en los países musulmanes y después de criticar a grupos feministas occidentales y algunos partidos de izquierdas por islamófobos, concluyó su discurso y la gente aplaudió.
Llegaba el turno de preguntas, y entre el público sobresalió una mano tímida. La pregunta era directa y destinada a Fátima; ¿qué piensas sobre las peticiones de prohibición del burka en muchos municipios de Cataluña? Pregunta difícil de contestar delante de los medios de comunicación, pero Fátima aprovechó el ambiente cercano del acto y respondió con sinceridad. Afirmó que la derecha usa el burka para atraer a la izquierda y atacar al islam bajo la bandera de los Derechos Humanos. Afirmó también repetidas veces, que los políticos occidentales son ignorantes ya que no entienden que el burka es usado únicamente en Afganistan y que, a menos que hayan viajado a ese país, no lo han podido ver en ninguna de sus calles. Finalmente, y después de acusar a los países occidentales de islamófobos, afirmó que, según lo que ella entiende, la Yihad no es una Guerra Santa sino que se trata de activismo islámico y que los medios de comunicación occidentales han manipulado su significado. Prosiguió declarándose más de una vez como yihadista y gran defensora de la causa palestina, y acabó criticando a los Estados Unidos por conspiradores.
Daniel Castillero
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